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No hay sensación más reconfortante que la que se produce cuando las cosas salen bien. Cuando llega el momento del examen y te sabes todas las respuestas, cuando cada vez que pateas la pelota haces un gol, cuando tienes prisa por llegar a una cita importante y la ruta que tomaste, justo ese día estaba libre y sin obstáculos, o como cuando un estudio de Hollywood te pide que hagas una canción en 48 horas y terminas creando una de las piezas musicales más recordables de la historia moderna. Tal vez no te haya pasado, pero a Ray Parker Jr. sí, cuando hizo el tema para la película Ghostbusters (Los cazafantasmas).

Un éxito innegable
Ghostbusters llegó al cine en 1984, y aunque muchos de nosotros la vimos varios años después, no se puede negar que la magia de su historia nos sigue atrapando en una red de humor y ciencia ficción, mientras el tema musical nos implanta en el cerebro un archivo imborrable de recuerdos que entrelazan imágenes con ritmo y melodías.
En 1985, después de reventar las taquillas, la película llega a los premios de la academia con una sólida nominación a “mejor canción original”, pero el Oscar terminaría quedando en manos de Stevie Wonder y su canción “I Just Called to Say I Love You” para la película “The Woman in Red”.

El camino a convertirse en leyenda
La canción llegó a estar en el pico de las listas de popularidad internacionales por semanas, se convirtió en un clásico y nunca dejó de sonar, pues se posicionó como un tema esencial de Halloween, por eso, mientras vamos entrando en octubre de 2021, celebremos la temporada recorriendo su historia.
¿Quién tiene un Lincoln Continental a los 16 años?
De adolescente Ray Parker Jr. ya era un guitarrista consagrado, había grabado un par de canciones con Marvin Gaye y con frecuencia lo contrataban para grabar en sesiones de estudio de otros artistas.
Le empezó a ir tan bien que teniendo apenas dieciséis años, se compró un carro Lincoln Continental, que además de servirle como medio de transporte para ir a la escuela y de hacerlo ver cool, le sirvió para poner de su lado a los bullies. La estrategia era simple, los llevaba en su carro a lugares como McDonald’s. Y así nomás, se aseguraba por el resto del año de tener su propio grupo de guardaespaldas.
Una maravillosa llamada telefónica
Un día común y corriente, suena el teléfono en su casa, Ray contesta y escucha una voz diciendo que hablaba con Stevie Wonder, por supuesto era una broma y cuelga de inmediato.
No hace mucho, cuando la gente usaba los teléfonos para llamar, era común hacer este tipo de llamadas falsas para molestar a las personas y salirse con la suya, la picardía era una forma de entretenimiento.
Por eso Ray, no queriendo ser parte del chiste, colgó varias veces frustrando los intentos de los bromistas. Hasta que en la última llamada la voz le dice: “Hablas realmente con Stevie Wonder, ¿por qué sigues colgándome?” Entonces Ray piensa: “bueno démosle una oportunidad a este tipo” y le dice: “pruébalo”, la voz se calla y empieza a sonar la parte rítmica de “Superstition” una de las canciones más representativas de Stevie. Ahora Ray no puede creer que de verdad le había estado tirando el teléfono a uno de sus héroes, avergonzado le pide disculpas, y sin pensarlo dos veces, acepta la oferta que le hace Wonder de acompañarlo en una gira con su banda.
Una fuerte relación entre los artistas se crea en esta etapa, y como resultado, aprovechando que tenía su maestro al lado, Ray aprende a escribir canciones, dejando de ser solamente un guitarrista para convertirse en compositor.

¿A quién vas a llamar?
Llega entonces el año 1984. En este punto Parker ya tenía una carrera como guitarrista, compositor y vocalista de su banda Raydio, con la que se metió al bolsillo varios hits que lo consolidaron como un referente de la música romántica.
Entonces llega un día su amigo Gary LeMel, un ejecutivo de la industria del cine con el oído afinado para encontrar músicos idóneos para bandas sonoras de películas. LeMel le explica la tarea, debía escribir una canción de apertura para Ghostbusters de aproximadamente unos 30 segundos.
A Ray le encantó la idea y aceptó, solo le preocuparon un par de condiciones con las que venía el encargo, la primera, que la canción tenía que llevar la palabra Ghostbusters y la segunda, que solo tenía dos días para escribir, grabar, producir y enviar al estudio su propuesta.
Una canción express
A contrarreloj empezó el trabajo. La música no resultó ser mucho problema, fue uno de esos momentos escasos que se dan en la vida, cuando durante un periodo de tiempo y por alguna razón difícil de explicar, todo te sale bien.
El reto fue escribir la letra, no porque fuera particularmente difícil la temática cómico-fantasmal, sino por la aterradora condición de que tenía que llevar la palabra “Ghostbusters”.
La solución llegó como usualmente llegan las ideas importantes. Después de obsesionarte con la búsqueda solo para hundirte cada vez más en un océano de inconformidad, hasta que justo en el momento que estás a punto de quedarte sin aire, una mano te saca del agua de un tirón y respiras aire puro mientras tus pulmones se llenan con la sensación mágica de haber encontrado la solución. En el caso de Ray, esa mano fue un comercial de televisión.
El miedo era no poder cumplir con el compromiso
Alrededor de las 4:30 de la mañana, tres horas antes de la entrega, con poca energía y mucha frustración, Parker sobrecarga su cerebro buscando una idea para usar el nombre de la película dentro de la canción, entonces sale en la TV un comercial de esos que anunciaban un servicio y ponían sobre la imagen un número de teléfono tan grande y visible como fuera posible, invitando a los televidentes a “llamar ya”. Entonces recordó que la película tenía una escena similar. Esa fue la revelación que necesitaba, la canción llevaría la palabra “Ghostbusters” pero él no tendría que lidiar con el problema de hacerla encajar en una melodía sin que sonara forzado, o ya directamente como un jingle comercial. Simplemente cantaría “Who you gonna call?” y un grupo cualquiera de personas respondería gritando, sin estricta dirección melódica, “Ghostbusters”.
Amor joven y ganas de gritar
Desaparecido el dilema de la palabra imposible de cantar, solo quedaba llenar el rol de la multitud que respondía gritando enérgicamente el nombre de la canción. Ahí llega entonces la ayuda de una chica con la que en ese entonces salía Ray, quien entusiasmada con la idea reúne rápidamente un grupo conformado por amigas del college y las lleva al estudio. La emoción de estar en ese lugar haciendo una grabación para un artista y para una canción que potencialmente saldría en una película, era desbordante y genuina para el joven grupo, sin duda eso se vio reflejado en el resultado final.
Un minuto de música pegajosa
Como suele pasar cuando alguien hace algo culturalmente trascendental, la misma persona creadora de la obra, no puede calcular su alcance. Así que a gusto con el resultado, pero sobre todo con haber cumplido la tarea por la cual habría de generar ingresos, Ray entrega el demo sin esperar nada extraordinario.
Pero lo extraordinario pasó, Ivan Reitman, el director, amó la canción que originalmente era de un minuto y quince segundos, y le pidió que la convirtiera en un tema completo para la banda sonora de la película. Así nació la versión que todos conocemos.

En vez de una piedra, una estrella en el camino.
Ghostbusters llega a las salas de cine y se disparan las taquillas en todo el mundo, llevando por la autopista del éxito, a la canción que terminó siendo inseparable de la película, es difícil pensar en una sin recordar automáticamente la otra. Pero el éxito viene con sus propios problemas, para Ray esto significó tener que lidiar con una demanda de un rockstar de la época.
Poco después del estreno, Huey Lewis, quien luego sería masivamente conocido por haber creado con su banda, “The Power of Love” y “Back in Time”, dos canciones originales para la película “Volver al futuro”, tenía en ese momento una canción llamada “I Want a New Drug”, la cual tenía una línea de bajo con una cadencia bastante similar a Ghostbusters. Entonces vino la demanda, Huey acusó a Ray de haber robado una parte esencial de su creación. Pero el problema finalmente se manejó a puertas cerradas.
Reitman comenta que era fan de Huey, y que buscando una canción ideal para ambientar una escena a la mitad de la película, puso I Want a New Drug como track temporal porque tenía el ritmo que estaba buscando. Es posible que este material haya llegado a manos de Ray como referencia.

Una canción de fantasmas con su propio espíritu
Muchas canciones se parecen, eso no es nada nuevo y si la influencia vino de otra canción, el producto final fue una pieza original de contagiosa melodía e inolvidables frases que nos acompañarán toda la vida, e incluso después de ella, cuando seamos seres invisibles cruzando planos existenciales mientras flotamos bailando poseídos por la música que durante un tiempo, definió nuestra personalidad.

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