El gran varón. No se puede corregir a la naturaleza.

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Aunque la base rítmica de la salsa se mantiene atada a sus raíces africanas, sus corrientes se extienden a lo largo del planeta, en especial a través de América Latina y el Caribe. Pero el estilo comercialmente predominante y el que puso al género musical a sonar en los oídos del mundo, es el neoyorquino, donde la influencia del jazz se hace presente para lograr un equilibrio de sabor, técnica e improvisación.

Esa sociedad de dos grandes de la música latina finalmente se disolvería, pero Willie encontraría la manera de alcanzar la inmortalidad musical con una canción arriesgada que rompió varios paradigmas, y que a pesar de ser un hit para siempre, su narrativa es una que desearíamos ya hubiese terminado.

Al principio nadie le creía a Simón

Como es común con las canciones populares que no pretenden serlo, o al menos no tienen el perfil correcto que determina la audiencia de los tiempos, El gran varón no pronosticaba ser un gran éxito. La razón es simple, habla de problemas sociales con los que hoy, más de treinta años después de su lanzamiento, todavía luchamos, como son la homofobia, el machismo, el tradicionalismo excesivo y el sida.

Estas temáticas no solo no se hablaban con tanta frecuencia en aquella época, sino que estaban cargadas de estigmas y prejuicios que fácilmente pudieron dañar la carrera de Willie, solo por atreverse a tocarlos poniéndose a favor de la igualdad.

Todos sabemos que como audiencia somos despiadados y que idealizamos a los artistas. Pero al primer intento de expresar una idea con la que no estemos de acuerdo, los tiramos bajo el bus y los mandamos a vivir en el olvido. Afortunadamente El gran varón estaba listo para pasar la prueba del tiempo.

El peso de la paternidad

Con seguridad para muchos padres hoy en día, la mera idea de que uno de sus hijos crezca para descubrir que es gay, trae consigo un cargamento de sentimientos incómodos que lo llevan a viajar mentalmente al futuro, viéndose en una situación que nadie realmente sabe manejar.

Es una atemorizante visualización que puede pasar por cuestiones religiosas y hacerse incluso más complejo el tema. Pasa inevitablemente por el formato de las tradiciones, la percepción de una comunidad y toda clase de temores que hacen que una simple idea, pese una tonelada. Y luego, si la idea se materializa, el trauma que le sigue podría ser sin duda una de las pruebas más grandes que deba enfrentar un padre, teniendo que embarcarse en un largo y difícil viaje interno buscando piezas de amor en los recuerdos, para que al ponerlos en la balanza de la vida, pesen más que sus prejuicios.

Si la situación parece difícil ahora, imaginémonos lo complejo que debió ser para quienes vivieron su infancia durante los años treinta y se hicieron padres en los cincuenta. Ese es el momento en el que empieza la historia de Simón.

Un varón de falda y cartera

Simón nace en el año 1956 en una familia tradicional y automáticamente adquiere el peso de varias generaciones. Su padre Don Andrés, lo idealiza como una extensión de él mismo, y lo educa con severidad pensando tal vez que esa es la fórmula para crear un “gran varón”, lo cual podemos entender como un hombre de bien y convencional en todo sentido, pero Simón estaba lejos de ser convencional. Tuvo la oportunidad de irse al exterior, donde fue más fácil mantener oculto su secreto transgénero.

Un día su padre va a visitarlo de sorpresa y descubre que su hijo había transicionado a mujer. Se desata el drama, Don Andrés no vuelve a hablarle, su hijo deja de escribirle y la conexión se pierde. Cuando el viejo quiso restablecerla ya era demasiado tarde, Simón había muerto solo en un hospital. Es una tragedia y una historia que se repite de una manera menos “bailable”.


Simón, la gran inspiración.

En la historia de Simón lo único de ficción es él mismo, así lo describe el escritor de la canción, el compositor panameño Omar Alfanno. La historia que se desenvuelve líricamente, corresponde al caso de un amigo suyo con el que estudió en el colegio. Un chico al que le hacían mucho bullying, y que además no podía salir del clóset porque en la década del setenta eso era bastante más difícil y podía empeorar la situación. Muchos preferían guardar el secreto y mudarse a un lugar que les permitiera tener la sensación de libertad, para el Simón de la vida real, ese lugar fue Los Ángeles.

Así como lo dice la canción, en el verano del 86, en la cama 10, yacía su amigo, solo y esperando que la entonces extraña enfermedad del sida, se lo llevara.


Del hospital al camerino

La canción llegaría a Willie casi por accidente. En un concierto en México, Alfanno y Colón se presentaban con sus respectivas orquestas, pero los músicos de Omar, por alguna razón, no llevaron instrumentos, entonces se ve en la incómoda posición de preguntarle al mánager de Willie si era posible que le prestaran sus instrumentos, afortunadamente la respuesta fue sí y Alfanno evitó una demanda por incumplimiento de contrato.

Después del concierto se acercó al camerino para agradecerle la gestión y haberlos sacado de ese apuro. Ahí estaba Willie, se presentaron y Omar, después de titubear un poco, decide cantarle El gran varón.

A Willie le encantó y lo citó al día siguiente en el hotel para grabarla, pero Omar tuvo un momento de duda y no fue a la cita.

Tuvieron que pasar otros seis meses para poder rastrearlo nuevamente, estaba en Puerto Rico, ahí tuvo lugar un segundo encuentro, y a partir de ese momento la canción tomaría el camino de la producción de Willie Colón.

Proverbios y sabiduría popular

La canción incluye elocuentemente varias frases evocativas del lenguaje popular universal, como “el que esté libre de pecado que tire la primera piedra”, invitando a perdonar. O “si del cielo te caen limones aprende a hacer limonada”, reflexionando acerca de hacer lo mejor de una situación no ideal.

Pero definitivamente la frase más sonora es la que hace referencia al proverbio “árbol que nace torcido jamás su tronco endereza”, adaptada al español del Caribe, cambiando “árbol” por “palo” y “torcido” por “doblao”.

Como tal, el proverbio hace relación a un aspecto más general y conformista de la vida. En otras palabras, nadie tiene el poder para cambiar, naces y desde ese momento tu personalidad queda configurada, tu forma de ser es inalterable y definitiva. Todos tienen que aceptarlo y vivir con ello.

Pero en la canción, la expresión parece ser más bien una excusa para la rima, un medio para soportar el verdadero argumento con el que abre el coro: “no se puede corregir a la naturaleza”. Porque en realidad, no hay nada que cambiar y todo que aceptar.


El árbol torcido no tiene una condición que necesite ser corregida, lo que necesita es poder crecer.


Así busca la canción expresar una posición. Y el vehículo para llevarla a los oyentes es una historia, en este caso, una de corte dramático donde una familia tradicional tiene que enfrentarse a un cambio que hace temblar las bases de su formación. Una transición tan grande que solo puede superarse con el tipo de amor que usualmente consideramos el más fuerte de todos, el amor de los padres.


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Published by Leon Bernard

Busco el equilibrio en la creación, poniendo en la balanza el pensamiento estratégico y la libertad para producir música y escribir historias.

2 thoughts on “El gran varón. No se puede corregir a la naturaleza.

  1. Volví a escuchar la canción atento a mis pensamientos y sentimientos a medida que la escuchaba. El “sabor” de esta salsa permite gozarla sin prejuicios (si alguno los tuviese) y además logra simpatizar al escucha con la situación de Simón y compadecerse de él con el cambio de ritmo y el sentimiento con el que canta Willy cuando Simón está hospitalizado.

    Excelente!
    Muy entretenido el podcast y muy interesante el análisis de la letra y mensaje de la canción.

    Liked by 1 person

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