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A veces la cruda honestidad de la vida, da paso a la ironía de la popularidad. Como cuando alguien es famoso y por siempre recordado por haber querido erradicar a cierta parte de la población mundial, provocando en el camino, una segunda guerra mundial. En casos como esos, el recuerdo cumple la función de educar y advertir sin celebrar los sucesos.
Pero a veces, la combinación de una fuerte verdad se hace popular de una manera positiva, esto pasa en la música cuando una canción nos ofrece la posibilidad de experimentarla de dos maneras; uno puede sumergirse en su mensaje lírico y sensibilizarse con su narrativa, o puede ignorar las palabras y el idioma para dejarse llevar por su cadencia y melodía. Es usual encontrar esta fórmula en muchos hits a través de la historia.

Es inevitable
Saliendo o llegando a casa es común encontrarse con las resonantes paredes de un vecino que los fines de semana, disfruta poniendo música a todo volumen, quizá para ambientar una sesión de limpieza profunda bailando con la escoba, o tal vez solo para aplacar la soledad. Lo que puede ser particular de una escena cotidiana como esa, es la elección de canciones, con frecuencia es música más bien actual, pero de vez en cuando, se escabulle uno de esos clásicos inmortales tan atemporales, que ni siquiera nos acordamos que es una canción de hace más de veinte años.
Así fue que recordé Gangsta’s Paradise. Caminando por el pasillo hacia el ascensor mientras la escuchaba a través de las paredes del edificio, me detuve a pensar en cómo las canciones, cuando son hits, se vuelven inevitables.
La clave está en el pasado
En la segunda mitad de 1995, esta escena casual de caminar por cualquier lado y toparse con un hit sonando en los barrios, los negocios, los autos en la calle y básicamente en todos lados, la protagonizaba la canción que elevaría la carrera del rapero Coolio y el cantante lírico Large Variety (estilizado como L.V.), a su máximo nivel de popularidad. Era Gangsta’s Paradise, una de esas canciones que queriendo expresar una realidad muy cruda, se volvió, sin control de sus creadores, en un regalo para el mundo.
En su letra podemos distinguir entre expresiones y jerga local, la descripción de un joven forzado por la situación y el estrato social en el que le tocó crecer, a defender su territorio con violencia y amenazas, convirtiéndose en una figura temida y un modelo a seguir para los niños que igual que él, aspiran a tener el poder que viene con el mal. Pero en medio de su intoxicación de ira, reflexiona sobre su vida, reconociendo lo imposible que es hacer realidad los sueños que nacen en la fantasía de la televisión, la obsesión por el dinero y todo lo negativo de su situación, y al mismo tiempo, entendiendo su incapacidad para escapar de la vida que le tocó. Tiene apenas 23 años y no sabe si llegará a tener 24.
Entonces, ¿cómo puede un lamento tan desesperanzador encontrar su camino a la popularidad mundial? Bueno, todo tiene un origen, y en este caso, la clave está en el pasado.

Veinte años antes de ser un hit
Artis Leon Ivey Jr. (o Coolio) y Larry Sander (el mismo L.V.), tenían 13 y 19 años respectivamente cuando uno de sus mentores musicales creó los bloques de construcción de la inspiración. Un prodigioso artista de Michigan que desde los once años, tocaba el teclado y cantaba excepcionalmente moviéndose como pez en el agua en las corrientes del jazz, el pop, el R&B y el Soul. Era Stevland Hardaway Morris, más conocido como Stevie Wonder.
Stevie, quien en 1975 había decidido retirarse de la música para irse a África a trabajar por el bienestar de niños con discapacidad, decide poner un pin en esa idea y quedarse haciendo música. Entonces la disquera Motown le ofrece un trato de siete álbumes y siete años por 37 millones de dólares, con completo control artístico.
El acuerdo de grabación más grande de la historia hasta ese momento.
De esa nueva etapa en la carrera de Wonder, nace el álbum Songs in the Key of Life, con él, sale a ganarse un Grammy más para su colección y a solidificar su estatus de ícono. Pero como en cualquier álbum de música, no todas las canciones son éxitos masivos, un ejemplo de esas que permanecieron en relativa calma es Pastime Paradise, la plataforma de lanzamiento que haría despegar la creatividad que dio paso a Gangsta’s Paradise.

Necesitamos un rapero
En 1995 el productor Doug Rasheed y Paul Stewart, quien era el mánager de Coolio en ese entonces, compartían un apartamento en Hollywood. Tenían un estudio en casa donde los artistas que representaban podían ir a trabajar en él sin costo. Era un lugar donde la creatividad fluía entre amigos.
En esos días, Doug y Paul solían enfrentarse de vez en cuando en una amigable batalla musical. El juego consistía en que cada uno debía sacar de su colección personal de discos, una canción con una melodía o instrumentación que sorprendiera al otro. En una ocasión turno por turno se iban retando con canciones, pero la competencia iba empatada, entonces Doug, saca de su colección uno de sus álbumes favoritos, era Songs in the Key of Life de Stevie Wonder, Paul reconoció su derrota cuando escuchó la melodía de Pastime Paradise, definitivamente había que hacer algo con ella, Doug se pone en la tarea y crea un beat de hip-hop usando la melodía del coro y el gancho de la canción.
Para esos días, L.V. quien también frecuentaba la casa-estudio, estaba buscando la manera de hacer una canción que le ayudara a lograr un trato con una disquera. Doug automáticamente piensa en él para cantar sobre la canción en proceso. L.V. llega al estudio y canta sobre la pista pero decide cambiar la palabra “Pastime” por “Gangsta”, dándole así el nombre a la nueva canción. Además muy proactivamente fue él mismo quien originalmente hizo todas las voces del coro, desde las más altas a las más bajas.
Luego de tener la parte melódica descifrada, se sentaron a escucharla y dijeron “necesitamos un rapero”.

El llamado de la naturaleza
El año anterior, en 1994, Coolio ya había logrado acariciar el éxito con Fantastic Voyage. Una canción muy representativa de la música pop de la época. Todo era muy festivo y colorido, las letras, aunque quisieran expresar algo profundo, se escondían detrás de una melodía cadenciosa, y los videos (el formato predilecto del marketing musical del momento), se basaban en una narrativa humorística o satírica y terminaban siempre en algún tipo de celebración veraniega en la playa, la terraza de algún edificio, o algo similar.
La canción hacía check en todo lo que pedía la audiencia del momento, así que sin problema se posicionó en los primeros puestos de las listas. Sin embargo, Coolio seguía siendo representado por Paul Stewart y también frecuentaba la casa-estudio.
Un día, fue a buscar un cheque a donde su mánager y saliendo del lugar, nota que un vecino tenía estacionado un Chevrolet Biscayne, uno de esos autos grandes y pesados que hacían antes.
De los que por alguna razón, a la gente que modifica autos, les encanta restaurar e instalarles equipos de sonido de alta potencia y suspensión hidráulica para que salten.
Coolio se queda con el vecino del Biscayne conversando y viendo si lograba hacer que se lo vendiera. En eso, sintió el llamado de la naturaleza, entonces se regresó a la casa de Paul y Doug para usar el baño, ahí fue cuando escuchó la pista de Gangsta’s Paradise por primera vez, entonces, atraído por la melodía, como los dibujos animados cuando flotan en el aire persiguiendo el aroma de una comida deliciosa, entra al estudio preguntando de quién era esa pista, Doug dijo: “Nada, es algo en lo que estoy trabajando” y Coolio respondió: “bueno, ahora es mía”.

El valle de la sombra de la muerte
La canción había encontrado a su rapero. La inspiración llegó por intervención divina, o al menos así lo ve el artista, quien en ese mismo momento escribió toda la letra. La primera frase salió expulsada de su cabeza a sus labios sin siquiera pensarlo. Empieza con una cita bíblica del Salmo 23, el más conocido de todos que empieza con la frase “El señor es mi pastor”, pero el pasaje que pronuncia Coolio por reflejo es el cuarto, el que empieza diciendo: “Aunque camine por el valle de la sombra de la muerte…”. De ahí en adelante fue todo estilo libre y reflexión del rapero y su contexto sociocultural.
El problema era Stevie Wonder
Ensamblaron todo y el primer demo quedó listo. Paul empezó a buscar conexiones en el cine para vender los derechos a una película, entre ellas estaba Bad Boys, pero al parecer el estudio no quería pagar suficiente, entonces se van a presentar la canción a Disney, esperando que les interesara usarla para “Mentes Peligrosas”, una película basada en la historia real de una ex-militar que toma alegremente un trabajo como profesora en una escuela secundaria, pero al llegar, se encuentra con el reto de educar a un grupo de chicos imposibles de motivar e involucrados en pandillas y microtráfico de drogas.
La canción encajaba perfectamente con la temática y el estudio estaba dispuesto a pagar por ella. Solo había un problema y se llamaba Stevie Wonder.
Cuando Stevie escuchó por primera vez la adaptación que habían hecho Doug, L.V. y Coolio, automáticamente dijo: “no, de ninguna manera voy a dejar que mi canción sea parte de otra canción acerca de gánsters”. Pastime Paradise, no tenía nada que ver con eso y aunque no fue demasiado exitosa, estableció un nuevo estándar con su innovador uso de arreglos de orquesta de cuerdas sintetizadas, justamente la parte más atractiva de la canción con la que empieza Gangsta’s Paradise.
Hizo falta un poco de persuasión y negociación. Entonces la esposa de Coolio, quien era amiga del hermano de Stevie, consigue una cita con él y logra convencerlo. Wonder acepta con la condición de que se retiraran todas las profanidades.

Rompiendo el molde racial
La canción fue entonces limpiada y regrabada. En Disney la empezaron a testear integrada a la película y funcionó perfectamente, entonces los de marketing dijeron: “tenemos que hacer un video”.
Y así empezó la producción de uno de los video más recordados de la época dorada de MTV. Reclutaron a Michelle Pfeiffer para que retomara su papel como la profesora de la película y realizaron tomas con Coolio, haciendo parecer como si todo fuera parte de la misma historia. Fue algo innovador para el momento y rompió algunos moldes raciales, hasta ese entonces no era tan común que raperos negros se juntaran con celebridades de Hollywood, mucho menos con una de las actrices blancas top de la época. El contraste aportó al impacto visual y atrajo la mirada de millones de personas.

En la libertad está el poder
La canción salió al aire y se trepó al tercer puesto de la lista Billboard, luego Michael Jackson salió con “You Are Not Alone” y las esperanzas de llegar al primer puesto se desvanecieron, ese lugar ya era de Michael. Pero a la semana siguiente, para sorpresa de todos, Gangsta’s Paradise escaló al primer puesto y se quedó ahí por tres semanas.
La canción representó mucho para todos. Para Doug y Paul sin duda trajo nuevas oportunidades comerciales, para L.V. fue un momento de gran felicidad que ayudó a contrarrestar la triste situación familiar por la que pasaba, sus padres estaban enfermos y dos de sus hermanos habían muerto.
Para Coolio, la canción fue una oportunidad dorada para quitarse la etiqueta de “rapero de fiestas” y crear algo sensible y real. Al punto que su significado trascendió y le hizo entender el poco control que tiene un artista sobre su creación cuando la comparte. Por el contenido de la letra y las imágenes del video, pensó que nunca llegaría a una audiencia blanca, se equivocó, y se sorprendió aún más cuando de tour por el mundo descubrió que la gente podía disfrutar con fanática obsesión, una canción escrita en un idioma que no conocían acerca de una realidad que no vivieron.
Pero así son las canciones, nos atraen por distintas razones y con frecuencia no es por la que su creador piensa, sino por lo que nos hace sentir, recordar o imaginar. En esa libertad yace el poder de la música.
Bonus Track
En 1996 el músico comediante Weird Al Yankovic, conocido por hacer versiones humorísticas de canciones populares, hizo una parodia de Gangsta’s Paradise, la llamó: “Amish Paradise”. Era la ironía perfecta, un asentamiento amish, donde se rechaza el avance acelerado de la vida moderna y se vive en paz, es en muchos sentidos lo opuesto a un barrio de gánsters. La complejidad de la vida en ambos casos es directamente contradictoria.
Al principio a Coolio no le hizo gracia la parodia, pero su disquera había dado permiso a Yancovic de hacerla. Finalmente hubo disculpas y el problema quedó atrás, al fin y al cabo, si Weird Al Yancovic hace una parodia de tu canción es porque algo estás haciendo muy bien.

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