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En 1945 Jamaica todavía era una colonia del Reino Unido y permanecería así durante casi veinte años más. Pero aunque la independencia es la consecuencia de una situación que estuvo mal durante mucho tiempo, y en cuya era, el adoctrinamiento de la invasión pudo hacer que se perdiera la identidad nativa, la cultura de un país conectado con sus raíces, siempre ayuda a encontrarla de vuelta. Es la manera como en muchos lugares la gente se mantiene atada a sus valores, usando su cultura como una herramienta para la reeducación, porque aunque se vayan los colonizadores, quedan la injusticia y la desigualdad.
En ese contexto y en ese mismo año, cruzando la segunda mitad de la década del cuarenta, nació Robert Nesta Marley, más conocido como Bob Marley, una de las figuras más fácilmente reconocibles de la cultura popular mundial, con frecuencia representada muy literalmente a manera de imagen abstracta pintada como un esténcil en algún muro o camiseta de estudiante universitario.
Bob era además un ícono de su nativa Jamaica, donde en 1973 crearía una de las canciones más representativas de su carrera y una que es difícil no haber escuchado. Era: I Shot the Sheriff.

Enemigo público
En la canción, el protagonista escapa a la muerte cuando sus afinados reflejos le permiten, actuando en defensa personal, dispararle al sheriff quien por alguna razón que el mismo narrador desconoce, siempre lo ha odiado y ahora le apuntaba con su arma. Esa es la premisa, pero como es común en las canciones, hay varias capas de interpretación donde se expresan ideas que nacen de distintas fuentes.
La primera y más fácil de decodificar es la que tiene que ver con el abuso del poder y la posición determinante de una persona común ante él, de la justicia tomada en manos de un ciudadano. Marley de hecho quería escribir la palabra “policía” en vez de “sheriff”, pero la declaración lírica de haberle disparado a un oficial, aunque solo aplicara en la fantasía de la canción, en el mundo real le hubiese traído mayores críticas y problemas, no era su intención convertirse en un enemigo público.
El disfraz funcionó para la época, pero diecinueve años después, cuando Ice-T y su banda Body Count lanzaron el single “Cop Killer” en oposición a la brutalidad policiaca en Los Ángeles, la reacción fue distinta, se estrellaron con un muro de oposición que bajaba desde el mismo presidente. Y era de esperarse, la letra describe con detalle el deseo de su protagonista de cobrar la vida de un policía como venganza por el constante abuso del poder y discriminación racial.
Por supuesto que iba a recibir odio y presión institucional. Aunque la canción haya nacido en un país donde se toman muy en serio la libertad de expresión, y no podían detener por vías legales su mensaje, siempre es posible censurar de otras maneras.
En una tienda de música en Carolina del Norte, tuvieron que quitar de los estantes todas las copias del álbum, pues la policía amenazó a la gerencia con no atender sus llamados de emergencia si continuaban vendiéndolo. Hubo cancelaciones de shows y todo tipo de batallas, hasta que finalmente, por el bien de sus carreras, la banda tuvo que relanzar el disco excluyendo la canción y ofreciéndola aparte como un single gratuito para quien quisiera tenerlo.

Un enemigo con poder médico
En la canción de Marley el tema apunta a la misma idea de la justicia individual cuando no hay otra salida, la diferencia está en la imagen que nos presenta la narrativa, cuando el autor hace referencia a una especie de duelo con un sheriff, la imaginación nos lleva a un lugar menos real, más de película, además, su letra no es siempre explícita y fácil de interpretar.
Una de esas partes confusas es la que tiene que ver con las semillas del protagonista que el sheriff, por alguna razón, quiere matar antes de que crezcan.
La explicación puede tener que ver con un aspecto íntimo de la relación de Bob con Esther Anderson, quien era su novia en aquel entonces. Ella no quería quedar embarazada, y para evitarlo tomaba pastillas anticonceptivas que su doctor le recetaba, Marley no estaba feliz con aquella situación, posiblemente por razones religiosas, y dejando salir su frustración, convirtió en su canción, al doctor en el sheriff, su enemigo con poder médico.

Saliendo de una adicción
En 1974 Eric Clapton se enfrentaba a un segundo álbum de estudio como solista después de una pausa de tres años para recuperarse de la adicción a la heroína, sentía que necesitaba recuperar el tiempo perdido y volver al ruedo haciendo música.
Un día, en el estudio mientras producían el álbum, George Terry, el guitarrista que Eric había contratado como miembro fijo de la banda, le sugirió hacer una versión de I Shot the Sheriff. A Clapton no le gustó mucho la idea, le parecía que la canción era “demasiado reggae” para él, pero George logra persuadirlo para que la grabara. Después hizo falta el esfuerzo colectivo de la banda para convencerlo de que la incluyera en el álbum, sospechando que la canción sería un hit. Tenían razón.
La interpretación que parece querer alejarse del reggae, terminó teniendo un sabor de rock ligero que resultó ser la clave para el éxito inesperado. La canción salió para trepar rápidamente al tope de las listas internacionales, logrando llegar al primer lugar de la lista Billboard, sobrepasando por mucho, el efecto de la versión original de Bob Marley, y al mismo tiempo, dándole al autor original mayor visibilidad, apuntando el interés de los fans de Clapton en dirección al jamaiquino.

Egos en contraposición
Parece que es imposible que una situación buena no traiga consigo una mala, y viceversa, la vida tiene un sentido del humor oscuro. Ese mismo año, en 1974, la banda de Bob se desarma, (sí, en realidad era una banda no era él como solista). La razón: dos de sus miembros fundadores se rehusaban a tocar en “Freak Clubs”. Quién sabe qué tipo de comportamiento se llevaba a cabo en aquellos lugares, pero al parecer fue suficiente para dejar la banda pues iba en contra de su fe rastafari.
Pero la tensión venía de antes, al parecer a causa de que el productor Chris Blackwell, quien desde el 69 venía lanzando sus álbumes con el título: “Bob Marley and the Wailers” en vez de solamente decir “The Wailers” que era el nombre original de la banda. Esto puso a prueba su amistad y a sus egos en contraposición, al fin y al cabo eran una agrupación que fundaron todos juntos.
De cualquier manera la música tenía que seguir, entonces Bob reforma la banda integrando tres formaciones en una. Conservó el nombre The Wailers para identificar la parte instrumental, básicamente los tipos detrás de él tocando instrumentos. Luego estaba él mismo como compositor, cantante y guitarrista. Y para completar la estructura estaba The i-threes, una formación de tres mujeres que hacían las voces de respaldo, una de ellas era la esposa de Bob.

El mal no descansa
Con el éxito de I Shot the Sheriff y la banda reorganizada, Bob siguió construyendo su carrera, la cual en algún momento casi le cuesta la vida.
En 1976, dos días antes de un concierto gratuito que el primer ministro de Jamaica había organizado para tratar de aliviar las tensiones entre dos partidos políticos opuestos, un grupo de hombres armados se metió a la casa de Marley, lo atacaron a él, a su esposa y a su mánager. Al parecer el motivo era político, pues para muchos, el evento era solo una excusa para aumentar la popularidad del primer ministro.
The Wailers se desapareció y naturalmente, no llegaron al concierto, excepto Bob, quien aún con heridas en el pecho y el brazo, se presentó con otra banda argumentando que si la gente que quiere hacer del mundo un lugar peor, no se toma un día de descanso, por qué iba él a hacerlo.

La mortalidad de su creador
Un tiempo después del incidente, Marley se muda a Londres y permanece en auto-exilio escribiendo canciones. Dos años más tarde, en 1978, regresa a un evento de la misma índole política en Jamaica, esta vez logra que los líderes de ambos partidos rivales se dieran la mano en el escenario como símbolo de paz.
Pocos años después, Marley fallecería a causa de un cáncer en la piel, pero su legado quedó para siempre marcado en la cultura popular. I Shot the Sheriff sobrepasó la mortalidad de su creador y se convirtió en una de esas canciones que cualquiera puede disfrutar, y que de alguna u otra manera siempre seguiremos escuchando.

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