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Una gran canción puede estar definida por diferentes factores, con frecuencia es la sensibilidad de su mensaje y el nivel artístico al que está llevada. A veces, es por su capacidad de integrar de una manera natural, melodías recordables con una historia importante y una fuente de inspiración relevante y humana.
Pero cuando hablamos de la música pop, las reglas cambian, porque solo se trata de sentir, y eso puede ser muy subjetivo y difícil de explicar. La definición, en este contexto, tiene que ver con las tendencias y la demanda del momento, por eso es común que algunos artistas se encuentren con el éxito masivo sorpresivamente, porque no estaban buscando cambiar el mundo ni marcar un hito en la historia de la música con una canción, usualmente eso termina siendo una situación emocionalmente contradictoria, en la que el artista disfruta el resultado económico y profesional de tener un hit, y al mismo, tiempo sufre por tener que vivir siempre bajo su sombra, evitando que otros trabajos sean apreciados.
En todo caso, a veces un éxito masivo es algo accidental y sin muchas capas de profundidad, eso no le quita mérito, pero hace que valga la pena analizarlo. Este es el caso de “Never Gonna Give You Up” del cantante y compositor británico Rick Astley. Una canción extremadamente pegajosa y engrandecida por su estatus de meme de internet.

Una voz ajena
En febrero de 1966 en el noroeste de Inglaterra, nace Richard Paul Astley, el cuarto hijo de un matrimonio en problemas que finalmente se disolvería cinco años después. El pequeño Rick se quedó con su padre después de la separación, pero mantuvo contacto permanente con su madre quien vivía a solo unas calles de distancia. A esa edad en la que todavía estás explorando el mundo es difícil entender una relación adulta, sobre todo cuando es una de la cual eres fruto, encontrar sentido en las emociones que se producen no es tarea fácil y pueden cambiar de la noche a la mañana.
Para Rick ese cambio se dio cuando se enteró que había sido su padre quien había echado a su madre de la casa, entonces empezó a distanciarse emocionalmente de él. Pero pronto encontraría uno de los mejores refugios que ofrece la vida, la música. A los diez años entró al coro de la iglesia local, empezando así una pasión para toda la vida, cantar.
Durante la época de la escuela, Rick intercalaba su formación académica con su formación musical tocando la batería en varias bandas locales. Luego, al dejar la escuela a los 16 años, intercalaba entre trabajar como conductor en el negocio de su padre durante el día, y tocar la batería en bandas que hacían covers de los Beatles en la noche. También tocaba en una agrupación llamada FBI, con la que ganó varios concursos de talento locales. Cuando el vocalista decidió retirarse de la banda Rick ofreció reemplazarlo, dejando la percusión para ponerse al frente, en control de una de esas voces que parecen no pertenecer al cuerpo que la produce, pero así era Rick, un adolescente con la voz ajena de un cantante maduro.

Una canción perfecta para él
Con esa peculiaridad de su voz llamó la atención de Peter Waterman, uno de los productores que conforman el trío de productores conocido como SAW por sus apellidos. Waterman ve el potencial y se lo lleva a su estudio en Londres a trabajar, pero no precisamente a grabar. Peter consideraba que Rick a pesar de tener el talento y la voz, era muy tímido, entonces decidió contratarlo como asistente, pero en realidad no asistía mucho a nadie. Aparte de llevarles té de vez en cuando, lo que hacía era estar presente, conocer el proceso de creación de las canciones y la subsecuente producción, grabando una que otra voz de apoyo para otros artistas.
La idea era que al familiarizarse con el escenario, los cables, los monitores, las perillas, el aislamiento y la exigencia de los productores, perdería la timidez y dejaría realmente salir su voz como solista una vez el trío SAW, tuviese una canción perfecta para él. Ese momento llegaría en octubre de 1986.
En busca de inspiración, Mike Stock, uno de los productores, escuchaba “Trapped” de Coloner Abrams. Trataba de capturar el espíritu de la canción para redirigir su energía a una composición que encajara en el método de creación del estudio. Luego, como suele ser, se fueron armando las piezas agregando instrumentos a la construcción, la mayoría sintetizados porque ese era el estilo de los productores, terminaron de escribir la letra y finalmente llegó Rick aportando con su voz profunda a la instrumentación dance-pop. La fórmula fue un éxito.

Sobrepasó las expectativas de su época
Cuando todo estuvo en su lugar, salió al aire en julio de 1987, una canción con el espíritu de la época que no pretendía ser un fenómeno cultural, pero que terminó posicionándose instantáneamente en el tope de las listas de 25 países, incluyendo el elusivo puesto número 1 de Billboard en Los Estados Unidos. En el Reino Unido se tomó ese puesto por cinco semanas y se convirtió en el single más vendido del año. Sobrepasó las expectativas de su época y pronto estaría por atravesar la barrera del tiempo y los formatos de una manera todavía más extraña.
Como era de esperarse, había que explotar el nuevo y popular formato de videoclips para la televisión. Entonces la producción sale en busca de un director para la tarea de inmortalizar el éxito de la canción más pegajosa del año. Consiguieron a Simon West, el director de Con Air y Tomb Raider, pero diez años antes, cuando todavía no se dedicaba a hacer películas de acción y trabajaba para el departamento de film de la BBC haciendo dramas y documentales.
La filmación no requirió mucho del artista, no había un gran set de producción con staff especializado para cada pequeño detalle. Solo se fueron a Horrow en el noroeste de Londres a grabar en un par de locaciones que pudieran registrar bien en las cámaras, sin tener mucho que ver con el tema de la canción. Rick, de 21 años, llevó su propia ropa en una bolsa, cantó, hizo sus pasitos de baile y estuvo.
Genérico sí, pero con la ayuda accidental del internet se convirtió en una imagen inolvidable para toda una generación.

Rick y el pato sobre ruedas
Cuando una canción es un hit, se convierte en una máquina de hacer dinero, por eso no es raro que durante los años siguientes a su lanzamiento se hagan diferentes versiones y se relance, con la intención de seguir capitalizando su éxito. En el caso de Never Gonna Give You Up, eso no fue necesario, Rick continuó su carrera, se retiró por un momento y regresó, pero la canción permaneció en su estado original todo el tiempo. Hasta que en 2007 con la popularización de los memes, nació una nueva forma de hacer bromas por internet y el hit del muchacho inglés que ahora tenía 40 años, tomó una nueva e inesperada vida.
En marzo de 2007 el hiper-anticipado videojuego GTA 4 salió al público con su primer trailer, pero el sitio web del juego no dio abasto para la cantidad masiva de gente que entró a verlo y se cayó. Entonces, un bromista del internet vio la oportunidad para aplicar la broma conocida como “Duckrolling”, en la que se comparte un link con un título de algo interesante como carnada, al darle click el incauto visitante muerde el anzuelo y en vez de ver lo que esperaba, en su pantalla se cargaba una foto de un pato con ruedas en vez de patas, de ahí el nombre “Duckrolling” o “pato rodando”.
Esta vez la carnada fue una invitación en un sitio web distinto, a ver el trailer del videojuego que nadie podía ver por el tráfico excesivo del sitio oficial. Al dar click al enlace, la emoción del espectador por estar a punto de ver el trailer del aclamado juego, se convertía en confusión al encontrarse con el video de Never Gonna Give You Up y nada más, no aparecía otra cosa, no hacía parte de una campaña de marketing, era simplemente aleatorio y desconcertante, pero divertido al mismo tiempo. Lo llamaron “Rickroll”.
Nadie sabe realmente porque la gente se obsesionó con ese video, seguramente así como sus creadores no se imaginaron el éxito que tendría la canción en la música popular, los bromistas tampoco se imaginaron el impacto que tendría la inocente travesura en la cultura popular. Pero así es el internet, muchas cosas no tienen sentido, alguien hace un dibujo mal hecho de un oso en bikini y al día siguiente es la sensación mundial. La prueba es que una encuesta hecha en 2008 arrojó que 18 millones de personas en Los Estados Unidos habían caído en la broma.

El poder para quedarse
Al final del día el meme lo que hizo fue dar mayor relevancia a una canción vieja y a Rick como artista. YouTube se subió a la tendencia en un “Día de los inocentes”, en el que todos los videos de la página principal del sitio, dirigían automáticamente a Never Gonna Give You Up.
En 2008 los premios MTV Europa premiaron a Rick como el mejor acto gracias a la masiva votación que recibió de la gente en línea, pero Rick ni siquiera estaba nominado, ¡la canción es de 1987 por el amor de dios!
Pero tiene un poder increíble para quedarse aunque sea por su calidad de meme. La han utilizado en todo, incluyendo la película animada Ralph Breaks the Internet, un partido de ligas mayores de baseball, y toda clase de formas de entretenimiento durante décadas, incluso en la reciente serie de Apple TV, Ted Lasso, en la que sorpresivamente, adquiere una relevancia que vas más allá de la simple comedia, es el centro de una situación emocional y profunda.

Un chocolate entre semana
Never Gonna Give You Up y su fenómeno cultural desafía la explicación. Para Rick Astley fue necesario que su hija le explicara que todo el tema con el internet no era nada personal ni era una burla, solo fue el vehículo que usaron para un broma que resultó ser excesivamente popular y universal.
Pero detrás de la broma hay una buena canción, que aunque genérica para su época, nos ofrece un vistazo con microscopio al ADN del pop, donde las canciones no pretenden enseñarnos muchas cosas, ni contarnos una historia profunda, solo buscan entretener, ofrecer un momento de aire fresco, un chocolate en cualquier día de la semana para olvidarse de la vida cotidiana y sonreír. Ahí está verdaderamente el valor de una canción importante cuyo significado no importa.

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Interesante artículo. Me gustó mucho. La verdad no sabía del meme por esa época pero al escuchar la canción y ver el video se nota que fue algo al azar o una mera coincidencia.
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