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Versión escrita
En 1987 salió al aire una canción que de una manera inofensiva, nos habló de añoranza, prejuicio e identidad.

Una humilde historia de grandeza
Hay algo acerca de los roqueros y artistas de la música pop que suele repetirse con frecuencia a lo largo del tiempo y a través de todas las generaciones, no tiene mucho que ver con las tendencias de la música, aunque eso juega un papel importante también, lo nuevo siempre se inspira en lo viejo. Pero hay algo más, es una actitud, una posición y un deseo de escapar. Es el guión de una historia de origen.
Muchas veces los conocemos cuando ya son estrellas o van camino a convertirse en una de ellas, su luz es imponente y cubre nuestra vista, su talento aplicado al lugar y el momento en el que se da, nos ofrece estímulos emocionales que se convierten en pequeñas y grandes obsesiones musicales.
Pero antes de posicionarse como los dueños de nuestra atención, los artistas tuvieron que venir de algún lado, y con frecuencia, ese lado es un lugar pequeño o poco conocido donde empieza una humilde historia de grandeza.

Una nueva obsesión
Wallsend es una ciudad pequeña pero con una historia larga al noreste de Inglaterra, allí el Imperio Romano se estableció alguna vez, ocupando una gran parte del Reino Unido y formando una provincia llamada Britania, la cual orgullosamente delimitaron para marcar su propiedad con una división de rocas que se extendía por más de cien kilómetros atravesando la isla de un lado a otro, era El muro del emperador Adriano.
Fue en ese mismo lugar, pero mucho tiempo después, en octubre de 1951, que nació Gordon Thomas Sumner, pero nosotros siempre lo conocimos como Sting, una de las figuras prominentes de la música de los 80, celebrado por ser el bajista y vocalista de la banda The Police. Pero antes de mudarse al barrio de las estrellas, el pequeño Gordon, vivía con su familia cerca a un taller de barcos o astillero naval, era un lugar humilde, pero las aspiraciones del futuro Sting eran más grandes que los barcos que reparaban en su barrio.
En medio de su ocupación como ayudante de su padre, un lechero e ingeniero de la zona, soñaba despierto inspirado por la reina que, como toda celebridad, saludaba a la población desde su Rolls-Royce, plantando en el muchacho la idea de perseguir una vida glamurosa fuera de su nativa Wallsend. Alrededor de los diez años encontró la manera, se manifestó como cortesía del destino en la forma de una vieja guitarra clásica, que un amigo inmigrante de su padre había dejado atrás. Ahí nacería una nueva obsesión.

Negro con rayas amarillas
El camino aún era largo para Sting, primero asistió a la escuela, luego a la universidad pero al poco tiempo se retiró para unirse a las filas de empleo como conductor de bus, obrero de construcción e inspector de impuestos. Luego decidió regresar a los salones de clase, volvió a la universidad y eventualmente se convertiría en un profesor, dando clases en la misma universidad por dos años.
Pero su verdadera pasión siempre estuvo en la música, en medio de las clases tocaba en bandas de jazz de Newcastle como Phoenix Jazzmen y Newcastle Big Band. Fue en aquella época que nació el nombre Sting.
Es casi una tradición y a veces un cliché perfecto para hacer chistes, el hecho de que en el jazz la gente se pone apodos, y muchas veces esos sobrenombres se convierten en la única manera de identificar a los artistas. Así como Chick Corea siempre fue Chick para todo el mundo y no mucha gente la recordará como Armando, Gordon se convirtió en Sting por cortesía de sus compañeros de banda. Resulta que el joven profesor solía usar un abrigo negro con rayas horizontales amarillas cuando estaba con Phoenix Jazzmen, notando la consistencia con la cual se presentaba con este atuendo, el líder de la banda, decide ponerle un apodo acorde a esta característica distintiva de su estilo, negro con rayas amarillas solo podía llevarle a pensar en una abeja, entonces se le ocurrió llamarlo “aguijón” que en inglés es: Sting.

La cima del Monte Everest
Habiendo dejado Wallsend por Newcastle, Sting finalmente decide dar el siguiente paso y enfrentarse a un reto mayor, entonces se muda a Londres en 1977 y durante los siguientes siete años consolida su rol en la banda The Police, donde el punk, el reggae y el pop se juntaron para crear el sonido característico de la agrupación, grabaron cinco álbumes y se ganaron varios Grammys.
Pero al parecer para Sting llegar al pico de su carrera significaba que el juego había terminado, al menos temporalmente y tendría que salir en busca de algo nuevo. Ese momento llegó cuando en agosto de 1983, la banda se presentó en el estadio Shea en Queens, New York. Para él, haber podido tocar en ese lugar era como llegar a la cima del Monte Everest, después de un largo y difícil viaje no había más a donde subir.
Dos años después, lanza su carrera como solista y en 1987 sale al aire el álbum “Nothing Like the Sun” y en él, una de sus canciones más reconocibles: “Englishman in New York”.

Un desayuno grasoso y luego una cerveza
En la superficie, es una canción acerca de alguien que se muda de Inglaterra a Nueva York, algunas referencias son claras, como el tema de preferir el té en vez del café, el acento distintivo y algo de esa caballerosidad y andar discreto que se suele asociar al estereotipo británico. Pero entre cuestiones culturales de migración y adaptación a una nueva cultura, se esconde un sentido más profundo y un doble significado.
El primero tiene que ver con el autor mismo, Sting se refiere a sí mismo como un “Legal Alien”, un término usado para denotar el estatus de extranjero de alguien que llega a un país ya sea de visita o como residente, con todos sus documentos en regla, es un “alien” por ser de otro lado, pero es legal y tiene libertad para recorrer el territorio nacional del lugar al que llegó.
Es también acerca del exilio propio al que se sometió el autor dejando su tierra natal británica para ir a buscar nuevas aventuras en América, para él, cualquiera que tome en serio su escritura, en cualquier contexto, debe permitirse huir de su país al menos una vez, porque al hacerlo se adquiere una nueva perspectiva, ves con cierto grado de claridad la vida que los locales no ven, y al mismo tiempo adquieres un nuevo aprecio por el lugar que dejaste, por tu hogar.
A su llegada a Nueva York, Sting sintió nostalgia de su país, entonces hizo lo que cualquier inglés haría en esa situación, se fue a buscar pubs donde pasaran partidos de fútbol inglés por televisión satelital. Un sábado cualquiera llegaba desde la mañana para disfrutar un desayuno grasoso y luego una cerveza con tipos de Manchester, Liverpool, Londres y Newcastle, con los que compartía la euforia colectiva de gritarle a la pantalla cuando el árbitro hacía un mal llamado o no veía una falta que tenía que haber visto.

Una sociedad prejuiciosa
El segundo significado y la razón misma de la inspiración es otra persona, específicamente un amigo suyo llamado Quentin Crisp, otro tipo británico que emigró a Los Estados Unidos y cuya personalidad y actitud frente a la vida y la adversidad, le dio un valor adicional a la canción.
Quentin, era de esos tipos cuyo lado femenino sobresale con gran notoriedad y de manera muy natural, era gay y trans, pero además tenía una personalidad que sobrexponía su sexualidad. Podía representar el estereotipo de hombre afeminado que con frecuencia se usa en la comedia, el problema era que había nacido en 1908 y en aquella época en la que le tocó vivir, ser gay, afeminado o cualquier otra denominación que no encajara en una de las dos tradicionales, no tenía nada de divertido, era un peligro para su bienestar público.
En su juventud tuvo que aprender a lidiar con la atención excesiva, su apariencia con el pelo teñido de rojo, maquillaje y las uñas de los pies pintadas, atraía la curiosidad de la gente que lo veía lucir su personalidad muy externamente, pero la mayoría del tiempo la curiosidad se convertía en rechazo y violencia. Como cuando intentó unirse al ejército británico en el comienzo de la segunda guerra mundial, pero los médicos lo rechazaron por sufrir de lo que llamaron “perversión sexual”.
Sobrevivió a las bombas y eventualmente encontraría su camino a la celebridad como escritor y actor de su propio show de una persona en teatro. En 1981, a sus 73 años decide mudarse permanentemente a Nueva York ocupando un pequeño apartamento en Manhattan, donde finalmente se convertiría en el hombre inglés de la canción.
Para Sting, Quentin era una figura de admirar por la tenacidad con la que había navegado su vida, enfrentando toda clase de discriminación sin perder su identidad. “Hay que ser hombre para sufrir por la ignorancia y sonreír”, es una de las frases de la canción que reflejan respeto por su amigo mientras reconoce la realidad de una sociedad prejuiciosa.

Otras experiencias extranjeras
Ser extranjero por un tiempo prolongado es diferente para cada persona, sobre todo teniendo en cuenta que no todo el mundo se va de su país por la misma razón, a veces puede ser una cuestión de necesidad, y en ese caso posiblemente la añoranza de su tierra sea mayor, también depende de qué tan distinta sea la cultura a la que el inmigrante llegue y qué tanto pueda adaptarse a ella. Estos son algunos ejemplos de otras experiencias extranjeras.





Siempre quisiste escapar
Instrumentalmente la canción también cuenta una historia, pero esta es más bien positiva. Se trata de la diversidad y contrastes neoyorquinos, donde el jazz permanece como un símbolo cultural representado claramente con el cambio de ritmo y el saxofón, y luego de golpe, como si salieras a la calle y junto a ti se detuviera un auto con un grupo de jóvenes poniendo hip hop a todo volumen, entra una batería imponente durante unos segundos antes de volver al ambiente principal de la composición.
En lo que se refiere a la interpretación, la canción está inspirada en una persona gay que al mismo tiempo es un inmigrante inglés. Pero su letra no describe una situación así de particular, es acerca de vivir tu vida siendo fiel a tus convicciones sin importar lo que digan.
Y en cuanto a Sting, la historia de su infancia dio una vuelta completa, convirtió su historia en un musical para el teatro donde reflexiona acerca de su días en Wallsend, y de como a veces es posible amar un lugar del cual siempre quisiste escapar.
Bonus Track

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