Música y herencia. Las innovaciones de los Beatles · Parte I

Sección de los Beatles en una tienda de discos

· Podcast ·

Versión narrada


Invitada

Sylvana G.

· Artículo ·

Versión escrita

Popularidad extrema y una serie de primeras veces dieron paso a la creación de una plantilla para la música de varias generaciones.

Su glorificación

La importancia del pasado muchas veces no se manifiesta en un sentido práctico, sino en la perspectiva que uno adquiere al conocerlo. Con cada historia de origen que descubrimos, la imagen borrosa del mundo y la vida que llevamos, se hace un poco más clara y algunos prejuicios son intercambiados por entendimiento.

En la música, como una manifestación de la cultura que envejece y se transforma, esto aplica todo el tiempo. No sabemos de dónde vienen las cosas, y francamente muchas veces no es necesario, pero cuando seguimos las raíces de la música que nos gusta, a veces, encontramos bajo capas del tiempo, algo que no nos gusta. Y en ese momento al hacer el descubrimiento y encontrar la conexión entre lo viejo y lo nuevo, adquirimos un respeto mayor por ambos.


La 7ª edición de los Premios Grammy se celebró el 13 de abril de 1965 en Beverly Hills. Los Beatles ganaron Mejor artista novel y Mejor interpretación de grupo vocal.

Los Beatles son un claro ejemplo. Es considerada una de las bandas más influyentes de la historia y al mismo tiempo, una de las más sobreestimadas. Y si bien, al final del día todo tiene que ver con los gustos personales, conocer de dónde viene esa importancia a nivel cultural, hace que sea más fácil entender el porqué de su glorificación.


Un fracaso de concierto

Hubo un tiempo en el que los estadios deportivos servían solo para lo que su nombre indica, ver deportes en vivo en un edificio muy grande. Pero el 15 de agosto de 1965 todo cambió, por primera vez una banda de rock fue tan grande y la demanda por su música tan insaciable, que fue necesario un estadio entero para calmar la obsesión de la gente por Los Beatles.

Ese día asistieron 55.600 personas al show en el Estadio Shea en Queens, New York. La mayor congregación de personas en un concierto hasta la fecha. Un momento épico y sin precedente; las adolescentes gritaban, lloraban y hasta se desmayaban, el ruido ensordecía a los guardias de seguridad quienes tuvieron que cubrirse los oídos cuando la banda entró al campo y los músicos, que en ese momento tenían entre 22 y 25 años, difícilmente podían escuchar sus propios instrumentos.


Estadio Shea en 2007. En 1957 los equipos de béisbol Dodgers y Giants de New York  fueron trasladados a Los Ángeles y San Francisco respectivamente. Esto abrió espacio para crear en Queens el estadio Shea donde jugarían los Mets hasta 2008. En 2009 fue demolido para construir un nuevo estadio, el Citi Field. Foto: Metsfan84, CC BY 3.0

Nunca nadie se había atrevido a tocar en un espacio tan grande y eso vino con retos y errores de cálculo. Vox, la marca de amplificadores que los patrocinaba tuvo que desarrollar un modelo especial para el evento. Los que la banda usaba eran de 30 watt, los que hicieron para el concierto eran de 100 watt, exagerado incluso en nuestros tiempos uno podría decir, pero para cubrir un estadio eso era prácticamente nada.


Para ayudar a que el audio llegara más lejos, tuvieron que poner micrófonos frente a los amplificadores y hacer salir el sonido por el sistema cerrado para anuncios públicos. Pero esos equipos estaban diseñados para cosas simples como anunciar la entrada de un jugador o dar indicaciones de seguridad, no tenían muy buena calidad. Así que al final del día, el mega concierto tuvo que sonar bastante regular y la experiencia aunque inolvidable, debió ser insatisfactoria.

Fue un momento en el que de golpe aprendimos que los tiempos habían cambiado. Las bandas y artistas podían atraer cantidades masivas de personas y los estadios deportivos podían ser usados para reunirlos.

Lo que normalmente sería considerado un fracaso de concierto, se convirtió en una oportunidad urgente para las compañías de tecnología de audio, ahora el negocio estaba en juego, tendrían que mejorar sus productos y crear nuevas líneas diseñadas para los shows musicales de gran escala que hoy disfrutamos de manera cotidiana.



Speakers de 2 metros

Una imagen tal vez no tan común hoy en día, pero definitivamente icónica e indudablemente cool de la historia del rock, es aquella del guitarrista caminando con su instrumento a una torre de amplificadores que se ve incluso peligrosa, y acercando su instrumento a los speakers, produce un sonido agudo y estridente que anticipa la llegada de una interpretación épica.

El efecto involuntario que vendría siendo más bien un error o limitación de la tecnología de la época, se llama feedback y era visto como un ruido indeseado. Como cuando en la fiesta de fin de año de la empresa se acerca el presidente al micrófono para dar un discurso y los parlantes empiezan a pitar, un momento incómodo para todos.


John Lennon en 1969. Este año John formó Plastic Ono Band con Yoko Ono. Participó de la demostración anti guerra Bed-ins for Peace y dejó Los Beatles para empezar su carrera solista. Foto:: Joost Evers / Anefo, CC0

Un día en el estudio, John Lennon recuesta su guitarra sobre el amplificador como normalmente hacía cuando era momento de hacer una pausa, pero esta vez por alguna razón una cuerda quedó vibrando y el speaker empezó a hacer feedback. De inmediato supo que tenía que usarlo para una canción, y así fue, lo usaron en el intro de I Feel Fine.


Posiblemente haya sido la primera vez que ese efecto se grabó en un disco, o de pronto quedó antes en una vieja grabación Blues, algunos de ellos ya experimentaban con ese ruido particular. Pero lo más probable es que a partir de ese momento que salió en una canción de Los Beatles la percepción del público general empezó a cambiar, viendo ahora el feedback como un recurso creativo más que un error, incluyendo a las siguientes generaciones de rockeros que adoptarían la clásica caminata del frente del escenario al fondo para poner la guitarra a gritar frente a un set de speakers de 2 metros de alto.

Deformaciones sonoras

Otra técnica que hoy en día se ve más como un recurso bastante agotado es el Backmasking. Muchos recordamos aquella época en la que los padres alrededor del mundo, se preocupaban por sus hijos pensando que las canciones que escuchaban podían tener mensajes subliminales, en especial aquellos pasajes en los que se escuchaba el audio al revés, alimentando más la imaginación y la idea de algo oculto y malvado.

Pero eso fue en los noventa, una época en la que el rock se había ramificado a corrientes más pesadas. Posiblemente no mucha gente hizo la asociación con el ocultismo cuando Los Beatles usaron esa técnica en 1966 por primera vez en la historia de la música grabada.

No es nada ahora, pero ¿a quién se le ocurre en ese entonces reproducir la cinta al revés y más aún para usarla en una canción?, las canciones contenían solo música, no deformaciones sonoras.



Todo lo que vendría después

Al principio las portadas de los discos seguían la tendencia más racional y esperada, usar fotos del artista, preferiblemente sonriendo o haciendo algo alegre. Pero con el tiempo las bandas empezaron a experimentar usando el espacio para expresar a nivel visual, el concepto al que respondía la música.

Atrás quedó la necesidad de usar siempre fotos de los músicos. Si el álbum estaba inspirado en la preservación de la naturaleza, la portada tendría que ser una foto del Amazonas, si se trataba de viajes constantes tocando de bar en bar, la portada podría ser una ilustración de un borracho en un tren.

Esa diversidad y demostración del cambio de los tiempos fue popular primero gracias a Los Beatles. En el álbum Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band de 1967 la banda crea una fantasía en la que se plantea la idea de que lo que escuchas cuando pones el disco, no es a Los Beatles, es la banda del “Sargento Pimienta” y tú estás en uno de sus conciertos.


Valla publicitaria del aniversario 50 del álbum Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band en Londres. En agosto de 1966 en un vuelo de regreso a Londres, Paul McCartney tuvo una idea que involucraba una banda militar de la época del Rey Eduardo VII (1901). Esta se convertiría en la base conceptual del álbum. Foto: Kreepin Deth, CC BY-SA 4.0

La portada presenta a los músicos disfrazados con atuendos militares de colores brillantes y recortes de cartón de celebridades de distintas épocas, las cuales representaban parte de la audiencia ficcional. Entre ellos están Bob Dylan, Marilyn Monroe, Albert Einstein y Oscar Wilde.


El reverso del disco venía con un elemento extra que ninguna banda de rock había hecho hasta ese punto, muy convenientemente venía impresa la letra de las canciones.

Con este disco entramos en la era del álbum, obras musicales construidas bajo un concepto general. Ahora los álbumes que integran a las canciones el arte visual y las letras impresas en el empaque o fácilmente accesible con un botón de Spotify, parecen la cosa más normal, pero hubo un tiempo en el que hacer algo así, era atrevido y disruptivo, pero de una manera correcta que cruzaba generaciones y sentaba las bases de todo lo que vendría después.



Hasta los 90

En 1967 el rock venía escalando por el camino a la cima de la popularidad, los chicos ingleses que tomando influencia del Blues americano, crearon su propio estilo y los jóvenes alrededor del mundo que iban en transición a la adultez, ponían su poder adquisitivo en función de los discos y la cultura rock.

Pero a pesar de la inevitable avalancha de influencia juvenil que venía arrasando, las instituciones en las que confiamos para apuntar en dirección de lo notorio y valioso, al parecer no habían descubierto el valor del género como fenómeno cultural. Por eso, en los Grammy del 67 al anunciar el premio a Álbum Del Año, Los Beatles una vez más marcaron un hito en la música, pero no por ganar, la estatuilla se la llevó Frank Sinatra con un álbum compilatorio de canciones de años anteriores, demostrando la intención de los votantes por seguir impulsando las corrientes influyentes del pasado.

Los Beatles no ganaron, solo fueron nominados en esta categoría. Pero el mundo cambió muy rápido y 12 meses después, con Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band, pasaron de ser la primera banda de rock nominada a Álbum del año, a ser la primera en ganarla, y en el camino, pavimentar la ruta del género para las siguientes generaciones, en una época en la que ni siquiera existía la categoría de Mejor Álbum Rock, eso apenas llegaría hasta los 90.



Bonus Track

The Beatles at Shea Stadium
The Beatles – I Feel Fine


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Published by Leon Bernard

Busco el equilibrio en la creación, poniendo en la balanza el pensamiento estratégico y la libertad para producir música y escribir historias.

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